La marca genera valor para la empresa
Una marca poderosa es uno de los mejores recursos para cualquier organización. Ya seas empresa, asociación u otro tipo de entidad, una marca auténtica te ayudará a atraer las mentes y los corazones de muchas personas tanto dentro como fuera de la estructura. Lo que se traduce en reputación, ventas, fidelidad y sincero aprecio a lo largo del tiempo.
Hasta ahora, una marca se consolidaba de forma lenta, trabajándola a lo largo del tiempo y poniendo en juego grandes inversiones. En Nébula hemos aprendido que es posible acelerar el proceso y lograr que cualquier organización active su marca en un tiempo récord y optimizando al máximo sus recursos.
Pero ¿cómo trabaja realmente una marca?
Cuando está bien construida, una marca es el reflejo de la identidad profunda de tu empresa, todo aquello que os caracteriza al presentaros, al trabajar, al interactuar.
Por eso, una buena marca es una siempre una marca sincera y auténtica.
Una marca es más que dibujos y colores, más que un nombre o una declaración de principios. Así que debes trabajar sabiendo que tu marca está construida por todos vuestros símbolos y acciones. Y que es imposible no comunicar.
Una marca es un conjunto que se construye con cada interacción. Te habla al oído desde tus pantallas; te hace sugerencias desde el packagin; te comunica desde el lineal. Y el resultado es esa huella que logras dejar en la memoria y en el corazón.
Tu marca tiene mucho que aportar a tu empresa
Mejora los ingresos de la empresa, logrando que el precio pase a ser un dato secundario.
Consolida las fortalezas de un negocio, haciendo que toda la empresa se focalice en lo que hace mejor.
Refuerza la fidelización, porque hace realidad una conexión emocional con el cliente.
Permite llegar a nuevos públicos, formados por personas que compartan nuestra visión del mundo.
Refuerza a la empresa frente a los vaivenes del mercado facilitando cambios de producción sin alterar.
Nuestro entorno ha cambiado radicalmente
por eso una marca poderosa es hoy decisiva
Las pantallas nos rodean. Nos hablan, nos invitan a interactuar con ellas y reclaman nuestra atención. Con el cambio tecnológico y el entorno digital hemos iniciado un nuevo paradigma que nos afecta profundamente.
Ha cambiado nuestro modo de estar en el mundo y la forma como lo percibimos; ha cambiado cómo nos movemos y qué deseamos, cómo nos relacionamos y cómo decidimos.
Sí, el mundo se ha transformado. Y ninguna empresa puede triunfar en este escenario sin comprender que debe incorporar una cultura de marca que la haga única. Una marca que le permita destacarse en un contexto de competencia globalizada.
En Nébula ayudamos a las empresas a encontrar su camino de forma rápida. Para que el ascenso hasta la cumbre sea una realidad.
“La atención se ha perforado
y la información se ha pulverizado”
Antonio Rodríguez de las Heras
Adiós a las campañas,
bienvenida la marca en comunicación permanente.
Hasta hace pocos años, lo habitual era trabajar por campañas con intensidad variable dependiendo del presupuesto que una marca decidiera asignar.
Pero ese tipo de comunicación ya no resulta válido porque el cliente ha cambiado por el impulso digital y espera mucho más de nosotros. Espera que nuestra marca esté ahí, siempre.
El cliente desea más información sobre nosotros, nuestros productos y nuestras actividades. Y la quiere en cualquier canal.
Nuestro interlocutor es muy impaciente. Desea más rapidez por nuestra parte a la hora de ofrecer respuestas.
De nosotros se espera más sinceridad. Si ocultas información o, simplemente, presumes de lo que no eres, tu marca sufrirá.
¿Quieres ser digno de su atención? Deberás mostrar más compromiso sincero con unos valores que tendrás también que declarar.
No esperes que lean tus viejos catálogos. Quieren conversar. Quieren más comodidad a la hora de comprar y comunicarse contigo .
Los clientes de hoy buscan tener más experiencias. Porque a esta generación ya no le interesa tener, sino disfrutar y, sobre todo, ser.
Tu marca no es tu producto
son sus ilusiones
Sabemos que tu producto o tu servicio centran tu atención. Requiere tanto esfuerzo optimizar los procesos, asegurar la calidad y distribuir bien que resulta casi inevitable que te obsesiones con los detalles prácticos.
Pero los clientes, hoy, no compran solo buenos materiales, no adquieren únicamente herramientas para vivir mejor: quieren hacer realidad sus aspiraciones y sus sueños. Por eso, el camino para vender un producto no pasa por la mente del cliente, sino por su corazón.