Ha llegado el momento de repensar nuestra web corporativa y convertirla en una web vendedora. Si tienes una buena empresa y tienes una web mediocre, estás desaprovechando la oportunidad de usarla como herramienta para conectar con tu cliente. Es hora de revisarla, actualizarla, dotarla de nuevo contenido y, sobre todo, de exigir más a nuestros sitios en internet. Porque ahora sabemos:

  • que pueden apoyar a nuestro equipo de atención al cliente o incluso hacer gran parte de su trabajo, fidelizando clientes.
  • que pueden generar prospectos de calidad, ahorrando esfuerzos a nuestra fuerza comercial y generando nuevas ventas.
  • que pueden y deben representarnos con la suficiente fuerza como para ayudarnos a enamorar a nuestro público, esas personas que están ahí fuera y que aún no conocemos.

Alinea tu web con tu relato de marcay despreocúpate de la competencia

Es el momento de dedicar más atención a nuestra web ¡y convertirla en una web vendedora!

No todos lo recordarán, porque ha llovido mucho desde entonces, pero hubo un tiempo en el que sacar la web de la empresa era una tarea ardua en la que se empleaban mucha ilusión y mucha energía. Y el momento de verla en pantalla y el de mostrarla a nuestro personal, a nuestros clientes y a nuestros proveedores suponía el orgullo de haber llegado de los primeros en la carrera del marketing digital. Pero, cuando las tareas técnicas comenzaron a simplificarse y el resto de la competencia llegó a tener su sitio web, muchas compañías dejaron de darle importancia a su sitio en internet. Simplemente porque no lo consideraban un elemento diferenciador. De hecho, son legión las empresas que, de entrada, no le dedican grandes esfuerzos porque asumen que su web no les va a aportar más que “presencia online”, sin siquiera plantearse que puede ser una valiosa herramienta.

El resultado es que, hoy, hay demasiadas buenas empresas que tienen webs mediocres sin que, desde el interior corporativo, se llegue a contemplar esto como un problema. Y lo es. Porque significa están quedándose atrás y están perdiendo oportunidades. Una mala web, una web anticuada, está lanzando mensajes muy claros sobre tu compañía. Como recuerda, Jeff Immelt, el director ejecutivo de General Electric: “Nadie quiere trabajar en una empresa anticuada. Nadie quiere comprar los productos de una empresa anticuada. Y nadie quiere invertir en una empresa anticuada”.

Ahora vuelve a mirar tu web, repasa esos contenidos, esas fotos. Piensa si es una web vendedora. Y valórala teniendo en cuenta estos tres puntos:

  1. Tus clientes están usando webs de primera calidad.

    Cuando compran un billete de avión, cuando piden un gadget exótico o cuando eligen una película, esas personas están interactuando con las mejores páginas. Interactúan con una web vendedora de alto impacto, que tiene medido hasta el último detalle para hacer que la experiencia del usuario sea perfecta. ¿La clave? Ofrecer experiencias simples, funcionales y atractivas para hacerles sentir que tu empresa está a la altura de las expectativas que genera tu marca.

  2. El internauta solo se siente cómodo si está en el centro.

    Así se lo han enseñado muchas horas diarias de navegación. De modo que debes comenzar a pensar que tu web no va de ti ni de tu empresa o tus productos y servicios, sino de todo lo que puedes hacer por tu cliente potencial y (esto es crucial) de cómo vas a lograr que se sienta. Parece irónico pero una web vendedora no pone la venta en primer plano. Es cuestión de perspectiva. También de herramientas, porque hoy contamos con algunas muy interesantes que hacen posible la personalización y la automatización que te ayudarán a lograr que un usuario que ha llegado a tu web se sienta único.

  3. Lo mejor está por llegar y vendrá de la mano de la inteligencia artificial.

    De momento, ya nos ha dejado los chatbots, ese software que está casi al alcance de todos, que aprende de las interacciones que tenemos con nuestros clientes y que nos ayuda a fidelizarlos. Pero el aprendizaje profundo de las máquinas nos va a dejar, en breve, grandes cambios: desde el diseño de la web hasta la elección de las fotografías. Y tu empresa no puede permanecer ajena a esta evolución.

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